Las personas podemos experimentar emociones negativas, tales como la ira, la frustración, culpabilidad, ansiedad, vergüenza, entre otras; debido a las diferentes situaciones difíciles que afrontamos en la vida. A veces, interpretamos el desequilibrio como debilidad, lo que hace disminuir nuestra autoestima. La pérdida de control (el boom de emociones negativas) nos resulta problemático (no la situación en sí). Hay quién, en sus relaciones, hace uso de la razón o la lógica (mecanismo de racionalización), sin querer emocionarse demasiado, sin sentir demasiado porque su prioridad es estar tranquilo y sufrir lo menos posible. No obstante, luchar, constantemente, para conseguir la neutralidad, no es del todo adecuado. Las emociones intensas, cuando son negativas, son desagradables, las sentimos en el cuerpo, a veces como náuseas, otras en el pecho, otras en el estómago... no nos gusta sentirlas, pero ahí están, emergen. El hecho de entender que todas tienen una función u