A pesar de haberse considerado a los animales como criaturas impulsadas, únicamente, por el instinto, algunas especies son capaces de inventar nuevos comportamientos. En Japón, por ejemplo, los cuervos se han adaptado a la vida en la ciudad, hasta el punto de que han encontrado la manera de comer alimentos que no podrían en un bosque: utilizando los coches como cascanueces. Toman las nueces y las colocan en la carretera. Así, las ruedas de los coches rompen la cáscara y los cuervos acuden rápidamente a recuperar el contenido de las nueces. Incluso, llegan a ser conscientes de que, si estas las colocan en el paso de cebra, podrán recuperar las nueces con menor riesgo (de forma más segura), una vez se ponga en verde el semáforo. Los humanos, también, tenemos esta capacidad de adaptarnos al ambiente, pudiendo mejorar nuestra existencia. En relación con ello, todos nacemos con un rasgo genético que nos predispone a ser zurdo o diestro, por cierta dominancia motora de nacimiento. No obst