Hace poco encontré el siguiente texto que hablaba de la alta autoestima: “Se considera que una persona tiene una alta autoestima cuando tiene una valoración positiva de sí mismo. Sin embargo, esto no quiere decir que una persona con alta autoestima sea una persona perfecta, o que todo le salga bien. Por ejemplo, una persona podría hacer muchas cosas bien y pensar que debería hacer mucho más de lo que hace o hacerlas todavía mejor, mientras que otra persona podría aceptarse más fácilmente como es aún cuando algunas cosas no le salgan tan bien o no le resulten tan fáciles. Pero, tampoco hay que caer en el conformismo y no luchar por aquellas cosas que se quieren solo por aceptarse como uno o una es. Uno siempre puede mejorar, aprender y capacitarse, lo que no quiere decir que si a veces no se logra lo que se pretende sea motivo para deprimirse o para autocastigarse.”
Siguiendo esta magnífica explicación, para mí tener alta la autoestima implica dos términos: aceptación y cambio.
Aceptación: aceptar las propias virtudes y limitaciones sin torturarse por no ser la persona perfecta que siempre quisimos ser.
Cambio: es necesaria la existencia de expectativas (de motivaciones, objetivos de vida). La falta de motivaciones y objetivos de vida en personas de baja autoestima trae la infelicidad. Mientras que las personas con alta autoestima se atreven más a generar un cambio, las personas con baja autoestima tienen la tendencia de hacerse las victimas y a compadecerse.
Si una persona se acepta y está abierta al cambio, estará mejor capacitada para lidiar con su entorno y será más feliz.
No obstante, la felicidad no siempre está ligada a una alta autoestima. Hay personas con alta autoestima que se autoengañan a sí mismas, mostrando, a menudo, creencias bastante distorsionadas de la realidad. Tienden a creer que son más agradables y atractivos, que tienen mejores relaciones que las personas con baja autoestima o que, simplemente, son mejores que los demás. Tener la autoestima demasiado elevada puede ser incluso contraproducente, si el aumento de la autoestima crea narcisismo o vanidad.
Una autoestima alta y adecuada no es verse perfecto o superior a los demás. Debemos ser capaces de aceptar nuestros aspectos negativos y trabajar para superarlos. La alta autoestima es tener la visión realista de nosotros mismos y traducirla a comportamientos más eficientes y efectivos.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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