1. La felicidad no consiste en tener mil y una experiencias placenteras que nos producen alegría. La felicidad es un proceso más complejo y tiene más que ver con la existencia de expectativas (de motivaciones, objetivos de vida) más que el bienestar presente.
2. Es superficial pensar que la felicidad se logra con frases bonitas sobre ideas felices (somos más que pensamientos, somos acción, conductas). Uno es feliz cuando tiene conocimiento sobre aquellos elementos que la determinan (pensamientos) sí pero, también, al trabajar en esos objetivos (conductas).
3. Ninguna dieta con triptófano o pastillita o clases de Mindfulness nos va a ayudar a ser más felices. Ninguna herramienta nos da este bienestar hacia la vida, mágicamente, salvo un conocimiento profundo de nosotros mismos que nos haga plantearnos objetivos y adaptarnos a las diferentes situaciones que nos plantea la vida.
4. Debemos ser conscientes que no nos hacen feliz las mismas cosas. Algunos aspectos tienen más peso para unas personas que otras. Por ejemplo, si a la persona con alta necesidad de autonomía, se le quita su autonomía, el resultado será la infelicidad. Si a la persona extravertida se le quita el contacto con otras personas y los estímulos novedosos, no experimentará felicidad. Es necesario saber cómo es uno y qué necesidades son importantes para uno para poder ser feliz.
5. Debemos realizar conductas: que nos hagan sentirnos queridos (rodearnos de aquellas personas que consideramos significativas y quieren nuestro bien); que nos hagan acercar a nuestros propósitos, metas, logros (estudios, hobbies, trabajo); que nos den pequeños placeres en nuestra vida diaria ( comer algo rico, darse un baño, ver una película, escuchar música).
6. Hay situaciones concretas que pueden hacer que una persona esté infeliz. La falta de empleo, por ejemplo. Este predice la satisfacción con la vida (autoestima, dignidad, inclusión social, relaciones, salud). La gente con desempleo no disfruta tanto de actividades placenteras y de ocio como la gente con empleo. Ante una situación no ideal, es necesario no quedarse anclados en el pensamiento (tener ideas de inutilidad las 24/7), se deben plantear objetivos y dirigirse a la acción (es una buena idea plantearse metas diarias).
7. La visión que tenemos de nosotros mismos no es completa. No somos conscientes de todas nuestras emociones. Muy a menudo sentimos cosas, sin entenderlo del todo. Tampoco, somos conscientes de todos nuestros pensamientos. Pensamos y creemos muchas cosas sin darnos cuenta. Con nuestras conductas pasa lo mismo, muchas veces, desconocemos el sentido de ellas. Y tampoco somos conscientes de la mayoría de nuestros recuerdos. Hemos hecho muchas cosas a lo largo de nuestra vida y la mayoría no las recordamos. Hay una parte de nosotros que vemos y otra parte que no vemos. Enfocar nuestra conciencia en lo positivo, nos ayuda a ser más felices.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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