1) Existe el sesgo de disponibilidad. Los sucesos inusuales captan nuestra atención y provocan respuestas emocionales. Es decir, los sucesos nuevos son relevantes, los sucesos que se dan día a día pasan a ser ignorados. 2) La empatía refleja nuestros prejuicios. Es más fácil empatizar con personas cercanas y afines. Empatizamos, más fácilmente, por ejemplo, con aquellos que son de nuestro equipo de fútbol que del equipo contrario. 3) Podemos empatizar según la situación. Por ejemplo, se siente más empatía por las personas que han contraído el sida por una transfusión sanguínea que por las personas que lo han contraído por drogarse. 4) No se puede sentir empatía por más de una persona al mismo tiempo. Se puede sentir la tragedia de un niño muerto cuando sale en las noticias pero, no las muertes de miles de niños en todo el mundo que se están produciendo ese mismo día. 5) No siempre la empatía conlleva buenas acciones. Tener una alta empatía no nos hace buenas per...